Comprar una vivienda es una decisión importante, ya que estás eligiendo el que será tu nuevo hogar. Y, además, estás realizando un gran desembolso. Por eso, cuando fijamos nuestra atención en una vivienda debemos estudiarla detenidamente para asegurarnos de que todo está en orden. Es la manera de evitar sorpresas. Sobre todo, cuando se trata de una casa de segunda mano. ¿Qué se debe tener en cuenta antes de firmar el contrato de compraventa?
Comprar una vivienda: el estado general
Al visitar la casa hay que prestar atención a todos los detalles: estado del suelo, altura de los techos, paredes, humedades, malos olores… e incluso el estado de la fontanería y de la instalación eléctrica. Para ello, te puede resultar útil realizar la visita acompañado de un arquitecto o arquitecto técnico que analice estos aspectos.
Pregunta al vendedor todas tus dudas, como la antigüedad del inmueble, que será clave para conocer su estado y puede suponer futuros desembolsos en reparaciones o rehabilitaciones. Cerciórate también de cuáles son los metros útiles, ya que a menudo son los metros construidos los que aparecen en los anuncios inmobiliarios.
Estado general del edificio
Además del estado de la vivienda, también es importante conocer cómo se encuentra la totalidad del edificio. Que haya pasado recientemente la ITE es una buena señal, ya que indica que cumple con las condiciones de seguridad y salubridad requeridas.
El año de construcción te dará pistas sobre la calidad de los materiales utilizados. Por ejemplo, aquellos edificios construidos antes de la promulgación del Código Técnico de Edificación en 2006 serán más propensos a tener problemas de aislamiento. Los construidos durante la posguerra probablemente emplearon materiales más precarios debido a la escasez. En otros casos, en función de la calidad del cemento, es posible que la estructura padezca problemas de aluminosis.
En este sentido, es aconsejable acudir al ayuntamiento para consultar la situación urbanística de la zona y del edificio.
Cargas y deudas sobre la propiedad
Antes de comprar una vivienda es importante comprobar que la casa está libre de cargas o deudas, ya que estas pesan sobre la propiedad. Para ello hay que acudir al Registro de la Propiedad y solicitar una Nota Simple, que indicará si existen cargas, como hipotecas, y además informará sobre la titularidad del inmueble. De esta forma también nos aseguramos de evitar estafas en las que el vendedor y el propietario no coinciden.
Por otro lado, se debe recurrir a la Comunidad de Propietarios para asegurarse de que los pagos de la comunidad se encuentran al día. También puede servir para saber si hay programada alguna derrama próximamente.
Entorno
Aunque durante la visita te encante la casa, ten en cuenta que en función de la hora del día a la que vayas puede cambiar la situación: vecinos ruidosos, calles abarrotadas, bares, sensación de seguridad… Es aconsejable visitar la casa y pasear por el barrio en distintos momentos del día y de la noche para hacerte una idea de cómo será vivir allí.
Presupuesto y precio final
El precio de venta no es el precio final. Tu presupuesto debe contar con el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales, que debe pagarse cuando se adquiere una vivienda de segunda mano. La cuantía de este impuesto varía en cada Comunidad Autónoma, pero suele oscilar entre el 6% y el 10%. Además, pueden existir otros gastos complementarios como la notaría, gestoría, registro…
Legalidad de la vivienda
Para comprobar la situación de legalidad de la vivienda es imprescindible comprobar si tiene una cédula de habitabilidad en vigor. Existen locales, estudios, lofts, etc. que no disponen de esta certificación, lo que significa que legalmente no están consideradas como viviendas. Esto puede generar numerosos problemas, entre ellos, la denegación de una hipoteca o la imposibilidad de dar de alta los suministros de luz, agua y gas.
Eficiencia energética
Por ley, toda vivienda que se alquile o se venda debe contar con un certificado de eficiencia energética. Este certificado permite conocer la eficiencia energética del inmueble y, por tanto, el gasto que puede generar en consumo energético.
Por lo general, los edificios más antiguos tienen un nivel de eficiencia más bajo. Es importante tener en cuenta este dato a la hora de comprar una casa, ya que afectará al confort y a la cuantía de las facturas. Si se pretende aumentar el nivel de eficiencia en un futuro, se debe contemplar el precio de la reforma en el presupuesto.
Fuente : Fotocasa
